CAMAGÜEY.- Matemáticamente aún tienen posibilidades, pero para acceder a la postemporada del baloncesto masculino cubano, los Tigres de Camagüey antes deberán reencontrarse con el camino de la victoria. Lograrlo, puede no resultar tan fácil, y menos en un escenario como la Sala Giraldo Córdova Cardín, de Ciego de Ávila.

Y es que en el recuerdo de todos sus seguidores está presente aquella dramática final del año 2012, cuando los entonces dirigidos por el “Lobo” Leonardo Pérez llegaron a la capital avileña con el objetivo de llevarse uno de los dos partidos que restaban en discusión del título.

Solo un triunfo los separaba de ascender –por primera vez– hasta lo más alto del podio, como culminación de una temporada dramática en todos sus pormenores. Aquel había sido el último año del imprescindible Yorman Polás, y de una de las más disputadas semifinales que se han jugado frente a Capitalinos.

Sin embargo, la historia no tuvo el final que todos los seguidores “rayados” hubieran querido. En definitiva, la debacle en el partido de “la verdad” fue demasiado para ellos y terminaron cayendo en siete encuentros.

Conjurar aquellos fantasmas será el primer reto de Camagüey en su regreso al cuartel general de los Búfalos. Desde este lunes, y frente a los otros animadores de la 23ª Liga Superior, tendrán siete oportunidades para remontar diferencias e incluirse entre los semifinalistas.

Sus antecedentes dicen que es posible. Los capitaneados por el internacional Yordanis Jaca volverán a salir a la duela ocupando el quinto lugar de la clasificación general, con balance de 6 victorias y 8 derrotas, dos juegos por detrás de Matanzas (8-6), el último de los posibles asistentes al duelo por medallas.

Iniciando la tercera –y definitiva– fase de concentrados, Villa Clara (13-3) se mantiene a la cabeza del escalafón, ya clasificada y con la posibilidad de dar descanso a sus principales hombres. Quedan por definir sus tres acompañantes de los cotejos semifinalistas, con Pinar del Río (10-3) y Capitalinos (9-5) como los más posibles convidados, y la disputa entre matanceros, camagüeyanos, santiagueros (5-9) y avileños (4-10) como aderezo para las postrimerías de la ronda.

Guantánamo, envuelto en su peor actuación histórica (trece derrotas sin conocer celebraciones) solo tendrá ante sí el incentivo de redondear los compendios estadísticos de sus integrantes y tal vez entorpecer el paso a algunos de los planteles que se mantienen en lidia.

¿Cómo llega Camagüey a esta instancia? Esa es, ahora mismo, una incógnita respetable. Si bien durante la primera vuelta los nuestros archivaron 4 éxitos y 3 descalabros, en la segunda instancia su camino fue mucho más “pedregoso”, con solo un par de triunfos en siete presentaciones (el segundo peor promedio entre los asistentes a la Liga).

Por eso, y por las carencias evidentes que han mostrado en su juego, los Tigres no se cuentan entre las apuestas más en alza para los conocedores. Pueden pretender un asiento semifinalista, nadie lo duda, pero si lo consiguen, el logro deberá contarse entre los más memorables éxitos de su historia reciente.

Ojalá me desmientan.