CAMAGÜEY.- Desde que la cúpula administrativa de la Confederación de Fútbol de Norte, Centroamérica y el Caribe anunció la creación de su Liga de Naciones, federativos, jugadores y aficionados cubanos vieron en ello la oportunidad de foguear a su selección de mayores, hasta entonces inactiva en la mayoría de las llamadas fechas FIFA.

La ubicación de Cuba en el segundo grupo de la competencia aseguraba partidos ante equipos de un nivel similar como República Dominicana y Haití, con mejor posicionamiento en el ranking mundial de la Federación Internacional.

Así, sin muchas ambiciones generales, enfrentó nuestra selección la primera fecha de la novedosa Liga el sábado 8 de septiembre del 2018 ante el combinado de Islas Turcas y Caicos, último lugar del listado FIFA, en el estadio nacional Pedro Marrero. Aunque los pronósticos le otorgaban el favoritismo a la tricolor, los dirigidos por el villaclareño Raúl Mederos jugaron 90 minutos históricos. La goleada de once goles por cero se inscribió en el archivo como la mayor propinada por un equipo cubano en eventos oficiales y estableció la marca de más goles anotados en un partido y la victoria más abultada en el naciente certamen. Además, el hat-trick del atacante Luis Paradela fue el anuncio de una estelar actuación.

La racha ganadora se extendió el viernes 12 de octubre en el estadio Kirani James, de Granada, donde los anfitriones no pudieron evitar la caída de su valla en dos ocasiones. Las perforaciones de Paradela (minuto 21) y del capitán Yordan Santa Cruz (65’) marcaron la diferencia real entre una Cuba motivada y bien trabajada y una selección granadina con pocos recursos tácticos para atacar. Así quedaba lista la escena para enfrentar a República Dominicana, el primer rival contra el que se pondría a prueba el proyecto de Mederos.

Sin embargo, la atención de la prensa y los aficionados previo al duelo ante los quisqueyanos se centró en las posibles convocatorias de los llamados legionarios en ambos planteles. Los principales medios de prensa dedicaron espacio a las supuestas convocatorias de estelares como Mariano (Real Madrid) y Héctor Junior Firpo (Betis) por los dominicanos y Marcel Hernández (Cartaginés), Christian Joel Sánchez (Sporting de Gijón) y Onel Hernández (Norwich City) por los de La Mayor de las Antillas. Por diferentes causas, ninguno estuvo en La Habana el sábado 17 de noviembre para el crucial enfrentamiento.

Ese día, sobre el maltratado terreno del Pedro Marrero se vivió un pulso en el que las ganas, el orgullo nacional y las actuaciones de los guardametas tuvo más protagonismo que las propuestas tecnico-tácticas de ambas escuadras. El único gol que subió a la pizarra cuando el cronómetro agonizaba, salido de la oportuna chispa de Santa Cruz, le dio a los nuestros la posibilidad de luchar por un boleto a la agrupación élite de la Concacaf en la fecha de cierre.

Para conseguir necesitaban sumar puntos ante Haití, también invicto entonces. Otra vez asomó el escepticismo en la previa a aquel desafío, alimentado por dos cambios en la lista que anunció Mederos. Las ausencias de Maikel Reyes y Luismel Morris, junto a la lesión de Neisser Sando, obligaron al colectivo técnico a pasar a Andy Baquero del lateral derecho al centro del campo y poner en su lugar al defensor central Erick Rizo. Los cambios de última hora y la presión de los cubanos contribuyeron al triunfo de los haitianos en el Sylvio Cator, de Puerto Príncipe, con marcador de dos goles por uno. Los locales demostraron superioridad en el manejo de los tiempos y claridad en las jugadas de ataque.

Nuestros muchachos flaquearon en defensa y no tuvieron las ideas claras en la construcción de juego, dejando aislada a la delantera, que solo pudo hacerse justicia con la quinta diana de Paradela en la competencia. No obstante, con este desenlace las dos selecciones subieron a la Liga A, en la cual estarán los representativos de otras diez naciones del área.

Con la alegría del primer objetivo cumplido, la tricolor esperó por el sorteo del primer nivel, que terminó aguando la fiesta con su inclusión en el Grupo A junto a dos colosos de Norteamérica: Estados Unidos y Canadá. Con esta noticia, los planes de Cuba para el futuro serán tratar de arrancar algún punto como local y ganar en experiencia competitiva, pues objetivamente no tienen material para superar a ninguno de estos conjuntos. Mientras los aficionados esperan por la llamada definitiva a los cubanos que se destacan en clubes de importantes ligas en Ámerica y Europa y los directivos del deporte apuestan ciegamente en el talento que poseen los jugadores adscritos a la FCF, a Cuba le espera el reto más importante de los últimos años.

Más allá del pesimismo y las ansias de conformar un equipo con los mejores jugadores posibles, hay que reconocer el saldo positivo de la gestión de la actual dirección de la selección en este escalón competitivo. Que solo Haití haya podido vulnerar el arco que defiende Sandy Sánchez y que se hayan anotado un total de 15 goles en cuatro encuentros, no son hechos para menospreciar. Este ha sido el resultado de la preparación y el sacrificio de un grupo de jugadores con base de la llamada generación de Turquía 2013 como Santa Cruz, Sánchez, Baquero, Reyes, Arichel Hernández, Daniel Luis Sáenz y Yosiel Piedra, a los que se han sumado talentos como Paradela, Morris y Roberney Caballero.

La primera etapa de la Liga de Naciones de la Concacaf ha servido para curtir a nuestros muchachos --algunos de ellos reclamados por clubes de esta zona geográfica gracias al desempeño en esta lid--, para dejar al descubierto las principales debilidades de nuestro fútbol y también para demostrar que existen capacidades para ascender en el complicado escenario del más universal de los deportes.

Nos queda el sabor agridulce de ver a la selección nacional superar un nivel en el que nunca debió estar, aún sin el concurso de los talentos que con nuestra bandera en el alma, deslumbran a aficionados por el mundo.