CAMAGÜEY.- Al término del último encuentro de los Miuras en la actual campaña, luego de una emotiva charla con sus jugadores, casi una despedida, Omar Brizuela, el DT de los camagüeyanos en la actual campaña, accedió a concederle una entrevista a Adelante.cu.

Sobre el desempeño en la recién concluida contienda, Brizo, como lo llaman sus jugadores, señaló:

“No sucedió lo que nosotros esperábamos porque nos faltó apoyo en la parte técnica. Solo entrenábamos dos veces a la semana en un terreno de fútbol, el resto del tiempo lo hacíamos en el de béisbol, que está frente a la villa donde nos alojamos, porque no había transporte para llevarnos a una cancha”.

Brizuela, a pesar de muchas dificultades, logró la unión del equipo y el buen desempeño de sus pupilos.

“Mi objetivo como director lo cumplí, que fue mi filosofía ofensiva. Estoy orgulloso de lo que conseguí: mantener la pelota, salir tocando en un espacio reducido, lograr un fútbol más bello. Me falló en la parte técnica la defensiva, no tuve portero hasta ahora; por otro lado el arbitraje no me ayudó en muchos partidos. Tampoco conté con los tres jugadores del equipo nacional por lesión, otros no rindieron como esperábamos, como Duxney Espinosa y Luismel Morris. No me siento mal con los jugadores, sí con otras cosas como la falta de apoyo”.

Sin embargo, siempre estuvieron en la pugna por las preseas.

—Hubo partidos que me sacaron de la lucha por el primer lugar, como los choques ante Pinar del Río, Ciego de Ávila y Santiago de Cuba. Contra los Diablos Rojos anotamos el primer gol y lo anularon contra toda lógica; luego bajamos la guardia y perdimos 1-0. Después jugamos contra ellos un enfrentamiento pendiente que me ponía en punta, en ese momento estábamos empatados con siete unidades. Ni los comisarios técnicos ni los colectivos de ambos conjuntos queríamos competir en un terreno tan encharcado, pero la Comisión Provincial hizo fuerza y tuvimos que hacerlo. Los santiagueros escogieron el mejor lado de la cancha y aprovecharon el mal estado del nuestro para anotarnos.

Ante tantas situaciones tuvo que emplear distintas fórmulas para mantener un buen desempeño. Por su inexperiencia como estratega, algunos movimientos tácticos naufragaron ante el juego organizado de planteles como Pinar del Río y Cienfuegos.

“Utilicé mucho la polivalencia, por la inestabilidad de algunos futbolistas. Aposté por varias alineaciones, pero siempre con un solo jugador en el banco, prácticamente no tenía cambios. Llegué a tener 11 regulares lesionados y me vi obligado a inventar, a pesar de todo clasifiqué y terminé en cuarto lugar. Esa posición me la llevo con orgullo por todos los problemas que tuvimos.

“En Cuba todas la provincias juegan al pelotazo; nosotros no, pero los míos tocaron, aguantaron, hasta los defensas salen jugando, practicamos un fútbol distinto al que se juega en el país y estoy feliz por eso”.

Al apostar por este tipo de filosofía, Brizuela sacrificó algunos resultados porque el juego físico y el mal estado de los terrenos impide su pleno desarrollo. Técnicos con esta mentalidad deberían abundar en Cuba para cambiarle la cara a nuestro fútbol, pero la realidad es otra, el éxito del estilo brusco y directo de los Diablos Rojos es una muestra.

“No seguiré dirigiendo, desde que clasifiqué, lo anuncié. Solo seguí porque los muchachos me lo pidieron y por una cuestión de moral y honor. Haré lo que pueda por ellos, pero no puedo seguir con las riendas del plantel. Continuaré apoyando el fútbol camagüeyano desde otras funciones”.