CAMAGÜEY- A 72 horas del inicio de la 103 Liga Nacional de Fútbol en esta provincia, sede de los juegos del grupo B, ya se cometen faltas tan fuertes que podrían lesionar irreparablemente la competencia.

Como se ha hecho costumbre, desde la Comisión Nacional se tomaron algunas medidas que bajan amenazantes, como la feroz pata de un defensor, y afectarán la calidad del evento.

Otra vez se cambia la estructura del torneo, ahora con tres grupos. Se jugará todos contra todos a dos rondas y luego los ocho clasificados efectuarán otra fase con partidos de ida y vuelta. Poco tiene que ver este organigrama con el sistema de Liga que se utiliza en el resto del mundo del balompié, en el que la temporada termina con la misma cantidad de equipos que inició y gana el máximo acumulador de puntos.

Para colmo de males, las plantillas se redujeron a 18 integrantes y no se permitirá bajar ni subir atletas, ni a causa de lesiones. Ojalá que no suceda, pero debido a esta decisión podría darse el caso de que un equipo tenga que poner al tercer guardameta a jugar de delantero porque se le lesionen tres jugadores y otros dos queden fuera de la convocatoria por acumulación de tarjetas amarillas.

Después de tantos reclamos en la edición anterior, cuando el régimen de juego —según los estándares de la Federación Internacional de Fútbol— podía dañar la salud de los competidores, ahora los deportistas tendrán dos días para recuperarse entre un partido y otro. De esta manera, la relación trabajo-descanso está fijada en 48 horas y el riesgo de que desfallezcan en el terreno es menor, aunque apenas puedan exigirse en los entrenamientos.

Por otra parte, pese a anunciar que la marca comercial Joma garantizará el equipamiento para la lid, a esta altura ningún equipo ha recibido los uniformes ni otros aditamentos indispensables para comenzar el campeonato dignamente.

De la sede, a este reportero le preocupa el pésimo estado del terreno de La Academia, donde jugadores de selección nacional como Raidel Fernández, Yaisniel Nápoles y Danilo Baró se han dañado durante los últimos entrenamientos. Además, dos de las canchas no cuentan con pizarras adecuadas para que el público tenga información gráfica.

Este apenas es un diagnóstico previo a los padecimientos de una Liga que cojea antes de comenzar. El dolor que encierran estas líneas va más allá del sistema de competencia de la Federación Cubana de Fútbol, se multiplica en el pesar de los aficionados, y lo que es peor, se transforma en la más triste desmotivación de entrenadores y atletas.