CAMAGÜEY.- A Luis Basulto Marín nadie tiene que recordarle aquello de que en pueblos chiquitos el infierno suele ser grande. En su caso, la “maldición” que lo persigue tiene como razón de ser un sueño que también es suyo: que el estadio de Vertientes vuelva a tener gradas techadas.

Como director en funciones del combinado deportivo Cruce de la Trocha, a cargo de la principal instalación beisbolera del municipio, muchos conocidos le recuerdan esa deuda cada vez que pueden. “En La Cubana (el reparto donde vive) ya hay gente que me conoce solo por eso y me llama para preguntarme. Vertientes ha sido siempre un pueblo muy deportivo, con tradición de venir a los juegos de pelota hasta cuando el equipo estaba perdiendo. Esa fue una costumbre que sufrió mucho después que el ciclón arrancó la cubierta, allá por el 2008”.

El día de la visita de Adelante, Vladimir laboraba junto a Alexei, otro de los operarios, en el cercano campo de fútbol. “¡Qué no daría yo porque la pelota no me diera tiempo para esto!”El día de la visita de Adelante, Vladimir laboraba junto a Alexei, otro de los operarios, en el cercano campo de fútbol. “¡Qué no daría yo porque la pelota no me diera tiempo para esto!”Vladimir Castro López es el operario que por más tiempo ha laborado en el parque (treinta años ya). Recuerda con claridad los primeros días que siguieron al azote de Ike. “La vigas quedaron tan retorcidas que no hubo forma de volver a aprovecharlas. Fue triste ver en aquellas condiciones un estadio tan bonito como este, que se había construido gracias a la ayuda de las empresas del municipio y los trabajos voluntarios de la población”.

Por casi diez años el techo del estadio Mario Pérez Cuesta ha sido uno de los planteamientos más repetidos en las asambleas de rendición de cuenta locales, compartiendo protagonismo con temas de tanto peso como el estado de los viales o el abasto de agua.

Por eso, Leosmar García Díaz, el director del Inder en el territorio, no dudó un segundo cuando supo que Vertientes acogería las celebraciones provinciales por el 26 de Julio. “La prioridad tenía que ser el estadio; si queríamos cumplir con la afición, el compromiso era devolvérselo listo para recibir hasta los juegos de la Serie Nacional”.

El empeño encuentra sustento en cerca de 100 mil pesos destinados por presupuesto, y en la ventaja de contar con todas las tejas y vigas necesarias, además de una buena reserva de electrodos y otros materiales. En caso de que las circunstancias lo demanden, el gobierno municipal ha confirmado la posibilidad de otorgar hasta 160 mil pesos de los fondos obtenidos gracias a la contribución local.

“Aun así la reparación se ha demorado”, reconoce Leosmar. La falta de mano de obra especializada impidió que desde febrero comenzaran a hacerse visibles los cambios en la instalación. “Este es un trabajo para soldadores expertos y especializados en altura. Por suerte, ya estamos terminando las gestiones con una brigada de construcción de Nuevitas, que entrará a la obra a comienzos de abril. De ahí en adelante el proceso no debe tener más contratiempos, aunque no queremos apurarlo. Lo más importante es la calidad; a lo mejor puede estar para julio, a lo mejor se demora un poco más, pero cuando los vertientinos vengan podrán sentirse orgullosos de su estadio”.

En la primera etapa el proyecto contempla el montaje de las nuevas estructuras que soportarán los techos de ambas gradas y la colocación de la cubierta, la cual amparará los casi 900 metros cuadrados destinados al público. Un segundo momento, en los últimos meses del año y el 2018, extenderá las mejoras a otras áreas de la edificación, como los albergues, la futura cocina-comedor, el gimnasio y las oficinas del combinado deportivo. En suma, el “Mario Pérez Cuesta” se convertirá en el principal escenario beisbolero fuera la capital provincial, con el valor añadido de su proximidad a la urbe cabecera.

Para Vladimir ese sería el epílogo ideal para el drama que hace casi diez años comenzó tras el paso de Ike. “Aquí se han jugado todo tipo de eventos, tanto nacionales como internacionales, y puedo decirlo con base: no hay fiesta como la de la pelota. No hay trabajo que pueda hacerse con más ganas”.