CAMAGÜEY .- Con independencia de lo que ocurra hoy durante el último partido de la subserie frente a Ciego de Ávila, los seguidores del Camagüey saben que ese compromiso particular ya puede inscribirse en la columna de los fracasos. Se trata de otra oportunidad perdida por los Toros en su camino a una pretendida participación semifinalista.

En principio, nadie puede negar los méritos cosechados por el equipo tricolor durante la actual temporada de la Serie Nacional de Béisbol, ni el hecho de que por primera vez en años fueron capaces de volver a inspirar a miles de aficionados y repletar durante muchos días el estadio Cándido González.

Pero precisamente aquellos logros hacían alentar la esperanza de recibir nuevas alegrías, sobre todo luego de que la nómina lugareña hubiese reforzado con algunas figuras de valía a su roster inicial.

Sin embargo, no ha sucedido así, y Camagüey ha seguido siendo el equipo de los hombres dejados junto a las almohadillas y las grietas en el pitcheo de segunda línea; las mismas carencias por donde se han escapado juegos que podían considerarse prácticamente ganados y otros en los que todavía resultaba posible luchar.

Hablemos, por ejemplo, del segundo enfrentamiento de este jueves, cuando los dirigidos por Roger Machado batallaban por asegurar la subserie. De haberse aprovechado mejor la oportunidad del octavo inning (cuando se encontraban las bases llenas con un out), ahora mismo los nuestros tendrían un éxito más en su hoja de anotaciones y no estarían obligados a buscar un triunfo que les evite la barrida y los ayude a mantenerse en las cercanías de la formación holguinera.

NUEVOS COMPROMISOS, VIEJAS DEFICIENCIAS

Luego del reinicio de las acciones, hace algunos días con la visita al maltrecho Holguín, los dirigidos por Orlando González se han mantenido en la senda de sus horas grises, bajo el sino de la poca oportunidad ofensiva. Durante las fechas en el “Calixto García” y más tarde en sus predios del “Cándido”, los camagüeyanos dejaron 47 hombres en circulación (compendiando solo los primeros cinco desafíos) y cometieron errores costosos a la defensa, la cual no acaba de funcionar como complemento del pitcheo en los momentos decisivos.

Ni ante los Cachorros ni ante los Tigres, la escuadra de las ocho letras ha mostrado un rostro excesivamente negativo. Detalles más o menos, ha sido muy similar a la de otros momentos del presente campeonato: efectiva en ocasiones (contadas ocasiones), demasiado insegura en otras... En general, se ha mantenido en un opaco término medio que le reservaría –cualquiera sea el paso de sus rivales– el puesto más bajo de la llamada ronda élite.

No puede aspirarse a mucho más cuando no se consigue encontrar las “armas” precisas para salir al terreno.