CAMAGÜEY .- Vistos en retrospectiva, los últimos cotejos de la presente Serie Nacional de Béisbol parecieran haberse saldado con un balance no muy favorable para Camagüey. Lo digo incluso sin contar con los resultados de este viernes en la noche, cuando los Toros se medirán a Matanzas en su primer choque nocturno --como locales-- de la actual temporada.

Los que estén en el “Cándido González” o sigan el encuentro a través de la televisión --porque la ocasión también ameritará el retorno de los tricolores a la pequeña pantalla-- podrán coincidir o no con lo que aquí se plantea. Pero como sea, a este editor le corresponde asumir una posición definida. Y es esta: Camagüey va bien, al margen de lo pudiera pensarse luego de sus derrotas ante la formación “multiprovincial” que dirige Víctor Mesa.

Respecto a ese último asunto, expongo un criterio que sé resulta polémico. No me cuento entre los partidarios de la “promiscuidad” interprovincial que se ha desatado de unas cuantas campañas a la fecha. Que uno o dos, o hasta tres atletas, permuten de territorio por motivos que son en primer lugar de su incumbencia, pase. Pero no que el campeonato se convierta en una suerte de “Potrero de Don Pío” que solo beneficia a las provincias más generosas en cuanto a recompensas materiales, o en otras palabras, a esa suerte de clubes que comienzan a florecer en mitad occidental de la Isla.

De la semana que concluye se impone acotar el buen paso de Yariel Rodríguez (nuestro principal hombre sobre la lomita), y Leonel Segura (quien se mantiene entre los mejores bateadores a nivel de país). Colectivamente, el equipo se ha mantenido promediando muy bien a la ofensiva (en cuatro partidos anotó 32 carreras y conectó 47 hits); pero a diferencia de otras jornadas, frente a Matanzas sus maderos no consiguieron ponerse en sincronía y terminaron dejando 17 hombres sobre las almohadillas entre miércoles y jueves, demasiados para una formación que enfrentaba a dos de los mejores serpentineros del panorama nacional.

Si hubiera que encender una luz roja para la dirección de los Toros, no quedan dudas de que el pitcheo sería la razón. Si bien es cierto de que la nómina yumurina posee una línea de fuego temible en las condiciones de nuestra pelota actual, no lo es menos que Camagüey sigue necesitando encontrar brazos que solventen sus demandas en ese sentido. Ya se han hallado hombres para asumir casi todas las posiciones y responsabilidades. No hay motivo por el cual no pueda suceder lo mismo con la colina de los suspiros.

Dejando a un lado esos detalles, o las posibles (malas) impresiones que en algún que otro aficionado pudieran haber dejado las dos primeras salidas contra los Cocodrilos, los Toros continúan alentando grandes esperanzas. Si bien esta semana pudo archivarse con mejores guarismos, a cualquier conocedor medianamente informado le queda la tranquilidad de que aún resta bastante camino por recorrer. Perder ante los favoritos no es motivo de deshonra, sino oportunidad de aprendizaje.