CAMAGÜEY. - En la pelota cualquier estrategia se resume a una máxima: ganar. No hacen falta muchas otras explicaciones para entender la filosofía de nuestro primer pasatiempo. Si usted se ocupa de engrosar su balance de triunfos, sin importar lo que hacen sus rivales, más temprano que tarde las cosas le irán bien.

Bajo esa premisa, resulta fácil entender qué le falló al Camagüey (19 victorias y 17 derrotas) de la presente Serie Nacional Sub-23.

Ocho derrotas en los últimos 16 encuentros fueron demasiadas para un conjunto que pretendía regresar a las semifinales de la pelota más joven y lo hacía en una zona clasificatoria compartida con selecciones de tantos argumentos como Sancti Spíritus y Ciego de Ávila (20-16).

En las últimas subseries el irregular paso de los pupilos de Luis Ulacia se complementó con una problemática similar sufrida por los representantes de la Tierra de la Piña, quienes habían sellado con derrota más de la mitad de sus más recientes salidas al terreno.

De los partidos de marras, Camagüey perdió cuatro con diferencias mínimas y dos por dos carreras, precisamente las circunstancias que la dirección del equipo llamaba a no permitir justo antes de comenzar el campeonato.

El mejor ejemplo estuvo en las subseries frente a espirituanos y tuneros, que cerraron la temporada regular. Allí los marcadores se movieron siempre en el campo de la espectacularidad (1-2, 0-1, 1-0 y 9-10) pero en casi todas las ocasiones terminaron favoreciendo a la nómina rival. Buen pitcheo en tres de los desafíos y una defensa que pifió en solo dos ocasiones no bastaron para impulsar la remontada que desbancaría a los avileños de la primera posición de la llave.

Los compromisos con los del Balcón del Oriente siguieron la misma tónica; dos victorias no fueron suficientes para recortar distancias y al final las pretensiones quedaron en la estacada.

Camagüey jugó bien pero no lo suficiente. De entre sus áreas de desempeño queda la preocupación sobre todo en cuanto a la ofensiva, que se ubicó tercera de la zona en remolques (111), y última respecto a average (.250) y anotadas (133). Ni siquiera los buenos dígitos de la defensa (.977, primeros de la Isla) y sobre la lomita (2.68, segundos de la región) permitieron compensar la sequía de los maderos tricolores, que sin una tanda gruesa a pleno funcionamiento muy poco pudieron hacer para incluirse en el concierto de los cuatro semifinalistas.

Durante el último fin de semana, en los estadios Cándido González y José Antonio Huelga, camagüeyanos y avileños se jugaron el todo por el todo en sus aspiraciones de ir un poco más allá. Pocas cosas estaban definidas. Con diferencia de un juego entre ambos e igual balance de triunfos y derrotas frente a sus rivales de turno (7-1) resultaba muy complicado lanzar pronósticos. A los camagüeyanos solo les quedaba ganar y ganar, sin importar lo que sucediera más allá de su diamante.

En definitiva, el terreno favoreció a los de la Ciudad de los Portales.