Arbelio Quiroz sobresale entre los lanzadores camagüeyanos. Es el máximo ganador (tres victorias sin derrotas) y archiva un excepcional promedio de carreras limpias (1.14); además, se ubica séptimo del país en cuanto a ponches (19) y octavo en innings de labor (31.2).Arbelio Quiroz sobresale entre los lanzadores camagüeyanos. Es el máximo ganador (tres victorias sin derrotas) y archiva un excepcional promedio de carreras limpias (1.14); además, se ubica séptimo del país en cuanto a ponches (19) y octavo en innings de labor (31.2).Camagüey.- Si algo dejó claro la última semana, al menos para los integrantes de la zona C de la tercera Serie Nacional de Béisbol sub-23, es que no hay favoritos indiscutibles. La referencia les resultará particularmente cercana a los seguidores de Ciego de Ávila, pero sirve también para los de Camagüey, al menos, si pretenden agenciarse el cupo a la postemporada que otorga la llave.

La cuestión se puso sobre el tapete en toda su magnitud luego de la reciente debacle de los de la Tierra de la Piña, quienes en solo una semana vieron esfumarse la ventaja que disfrutaban desde el comienzo del calendario. Siete derrotas en línea son demasiadas para cualquiera que apunte a rebasar los límites de la fase regional.

A Camagüey el mal momento ajeno le ha reportado un provecho aceptable. Tres de los tropiezos avileños fueron por su cuenta y en términos generales el compromiso particular marcha equilibrado, aunque con la ventaja de que los últimos cotejos se efectuarán en nuestros predios.

Tras concluir la subserie que desde este jueves se desarrolla en Las Tunas, la tropa de Luis Ulacia tendrá por delante la recta final de la etapa: doce partidos, ocho de ellos como locales, a los que se llegará con muy poco definido. Entre las preguntas a responder ninguna se hace tan difícil como la de quién será el elegido a sentarse entre los cuatro grandes.

No solo porque en esta parte del país cualquiera tiene oportunidades de irse delante, sino porque todas las direcciones lo saben. Por eso los pleitos frente al mismo equipo de Las Tunas que recién barrió a los avileños resulta una prueba de fuego para Camagüey. En buena medida, la forma en que consigan pasarla, definirá su futuro.

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