CAMAGÜEY.- La vida de Yariel Rodríguez ha cambiado mucho en los últimos meses. Después de discutir la final de la 59 Serie Nacional de Béisbol tuvo poco tiempo para vacacionar y despedirse de la gente de su San Serapio antes de viajar a Japón para comenzar a cumplir su contrato en la organización de los Dragones de Chunichi. No solo ha tenido que adaptarse a los vocablos básicos del idioma japonés, el clima o la comida típica, su transformación incluye rutinas de entrenamiento diferentes y hasta un nuevo número en la chamarreta.

Muchos aficionados se han dirigido a nosotros para conocer más detalles de la actuación de Yariel Rodríguez en el béisbol profesional de la tierra del sol naciente y hoy los ponemos en contexto. Los Dragones de Chunichi tienen por sede a la ciudad de Nagoya, cuyo puerto es el más importante de todo el archipiélago nipón, y en esa franquicia juegan también los cubanos Dayán Viciedo, Ariel Martínez y Raidel Martínez, todos en el máximo nivel.

El segundo equipo del club, donde milita Yariel, archiva 5 victorias, 8 derrotas y 3 empates en 16 partidos celebrados hasta el 21 de julio, para ubicarse en el último lugar de los cinco conjuntos que animan la Liga Occidental de la categoría menor del circuito nipón.

De esa cantidad de desafíos, el ahora número 212 ha trabajado en cuatro, de ellos dos como abridor (21 de junio y 19 de julio) y dos como cerrador (5 y 12 de julio), con la particularidad de que siempre ha subido al box los domingos. En cada una de sus dos aperturas el derecho de 23 años lanzó cinco entradas, y en esa función acumula nueve ponches y seis boletos, además de permitir apenas tres hits y que un rival le pisara el home plate.

Como cerrador archiva apenas un capítulo en cada aparición, en los que suma 3 ponches y ninguna mancha en el resto de los indicadores (ni boletos, ni anotaciones, ni indiscutibles).

En total, su hoja estadística exhibe un éxito (en su primera apertura) y 12 entradas lanzadas, en las que asimiló una anotación, para un excelente promedio de carreras limpias (PCL) de 0.75. De igual forma, retiró a 12 por la vía de los strikes, para una media de uno por entrada. En tanto, propinó la mitad de bases por bolas, o lo que es igual, una cada dos innings de trabajo.

Dentro del staff de los Dragones, sus números lo ubican como el tercero que más ha lanzado, pero el primero en K y BB, indicador que resulta su talón de Aquiles. Su PCL es también el tercero más bajo entre 14 lanzadores que registran al menos 5 entradas de labor.

Cuando completó su cuarta salida el domingo último, logró ubicarse en el tercer puesto en cuanto a PCL entre los mejores abridores de la Liga Occidental, sin embargo, este miércoles salió de la lista por no contar ya con el mínimo de entradas requeridas. No obstante, su promedio de un ponche por entrada es el segundo mejor de toda su liga, y debe mejorar cuando reciba una nueva oportunidad.

Aunque la calidad entre los dos niveles del béisbol japonés resulta notable, la principal plantilla de Chunichi tampoco está envuelta en su mejor temporada y ocupa el sótano de la Liga Central, a 8.5 juegos del líder. Un vistazo al cuerpo de pitcheo de ese plantel permite ver que cuenta con pocos brazos con la capacidad de ponchar que tiene El Gallero, aunque la mayoría de sus relevistas poseen guarismos aceptables.

Un botón de muestra lo constituye el pinareño Raidel Martínez, quien en su primera temporada al máximo nivel lanza para 0.90 de PCL, y posee una victoria, dos salvados y cuatro holds en 10 presentaciones.

Sin embargo, como el equipo en general no marcha bien, en este tipo de certámenes profesionales aprovechan esas circunstancias para darles oportunidades a sus jóvenes figuras y ahí pudiera llegar el momento del hijo de Kenia y Ariel. El Gallero de San Serapio muy pronto puede darnos el alegrón de convertirse en el segundo camagüeyano, después de Leslie Anderson, en debutar en las Grandes Ligas del béisbol japonés.