¿Qué amante al béisbol en Cuba no ha oído la extraordinaria narración de Bobby Salamanca en el Campeonato Mundial de 1969 en República Dominicana? Aquel 26 de agosto de 1969 una pequeña isla del Caribe tocaba la gloria del béisbol mundial amateur. Llovió mucho ese día en Quisqueya, y los norteamericanos tenían el boleto para partir a solo horas de concluir el partido, sin embargo los cubanos no querían la victoria fácil del forfeit, recuerda Felipe Sarduy, uno de los camagüeyanos de aquel conjunto.

“Los trabajadores del estadio trabajaron fuerte, se le roció gasolina al terreno y aunque no estuvo 100% listo jugamos el choque, el equipo de Estados Unidos era muy fuerte para la época y eso le dio nivel al torneo”. Todavía se le nota emocionado al ex primera base, cuando revive los momentos del primer mundial de béisbol que conquistaba la pelota revolucionaria.

Una llamada recibieron desde Cuba, alto y claro, no querían la medalla regalada, había que lucharla en el terreno inundado o como estuviese, “era Fidel y su orden fue jugar de todas, todas.

Foto: Tomada de ecured.cuFoto: Tomada de ecured.cu

“Yo lo comento mucho con los muchachos del equipo Camagüey actual, que a veces se ponen que si el terreno está malo, que si no se puede jugar; aquello era una laguna pero el compromiso moral que teníamos era tal que nada nos impidió hacer nuestro juego, correr y hasta robar bases. Pero fue posible por la voluntad y el compromiso que teníamos, no solo con el Comandante en Jefe, también con el pueblo de Cuba, eso no hizo correr hasta por encima del agua y olvidarnos del fango”.

Lúcido aún Felipe Sarduy es el único de aquel equipo que se encuentra activo en un cuerpo de dirección de la 59 Serie Nacional de Béisbol. “Yo llevo este deporte en la sangre, es parte de mi familia y siempre que me llamen allí estaré. Como profesor de la Universidad estaba atendiendo el sóftbol y béisbol, hasta que vino Borroto y me convocó para que trabajara con él y los muchachos en la ofensiva y aquí estoy encantado de la vida, así pienso seguir muchos años más”.

Era imposible dejar de hablar del momento por el que atraviesa el equipo de Camagüey, sobre todo porque Sarduy ha tenido mucho que ver en lo ajustado que están los muchachos al bate. “Están como siempre debieron estar, unidos y con ganas de jugar, llenos de figuras jóvenes con muchas expectativas, calidad, deseos y entusiasmo; y sobre todo disciplinados, tanto a mi como al resto de los entrenadores nos toca seguir puliéndolos, limando deficiencias, porque ellos tienen el talento necesario para convertirse en un equipo consagrado en Cuba”.