LA HABANA.- De regreso a un escenario cómplice, donde Cuba alzó los brazos en tres ocasiones durante 1952, 1956 y 1960, los Leñadores de Las Tunas confían en poder rescatar la esquiva corona en la Serie del Caribe 2019, que la isla no consigue desde San Juan, Puerto Rico 2015, cuando Vegueros de Pinar del Río se impuso bajo la égida de Alfonso Urquiola.

Atrás quedaron críticas positivas y negativas sobre la conformación del combinado oriental. Hoy martes cuando el estadio Rod Carew, en Ciudad de Panamá, abra sus puertas a los antillanos, Cuba entera será Leñadores, y todos querrán ganar.

Sobre el plantel dirigido por Pablo A. Civil se ciernen incontables dudas desde el anuncio de la nómina, en la cual figuran jugadores de corte similar, entre ellos los estelares Frederich Cepeda, Alfredo Despaigne y Danel Castro, tres de los peloteros más influyentes del elenco.

Civil parece haber descifrado el enigma: “De los tres puedo asegurar que dos van a jugar, sin descartar que Danel pueda ser el designado, Despaigne o Cepeda, uno de los dos, estará en el jardín izquierdo, y Jorge Johnson se moverá al derecho”, dijo al sitio digital JIT recientemente.

Desde la lomita de lanzar destacan tres ases fundamentales para encarar aperturas: Lázaro Blanco, reconocido como el pítcher más consistente en la pelota cubana actual; Fredy A. Álvarez, un brazo a prueba de fuego; y Yoanni Yera, el siniestro de mejores resultados en la Isla.

Para preservar victorias el manager recientemente titulado por vez primera en el torneo nacional importó a Raidel Martínez y Liván Moinelo, dos bisoños con experiencia en el béisbol japonés, y si de caminar juegos se trata para eso está Yoalkis Cruz, un caballo de batalla que en desafíos medulares supo adaptarse a papeles secundarios y terminó siendo protagonista.

Las Tunas parece tenerlo todo para triunfar, aunque quizás extrañe a un utility como César Prieto, capaz de sacarle las castañas del fuego en el pleito más duro y descartado del conjunto, pese a rubricar una campaña de más de 130 hits, en la cual bateó o machucó, corrió y llegó a primera como quiso.

Sobre sus rivales directos poco o casi nada sabe la tropa de la Mayor de las Antillas, pero Charros de Jalisco, de México; y Cardenales de Lara, de Venezuela; representan cuando menos un obstáculo apreciable en sus aspiraciones de liderar la llave y, posteriormente, dirimir el ansiado pergamino.

Saldo negativo de 11 éxitos y 14 descalabros desde el regreso en Isla Margarita, Venezuela 2014, lastra el comportamiento de la ínsula en estas lides, en las cuales logró siete títulos durante las 12 primeras ediciones.

En un torneo corto e impredecible, donde cualquiera le gana a cualquiera, Cuba tiene argumentos para mirar de frente a todos y obtener victorias allende a los diamantes beisboleros.

Un primer paso sería conseguir la inclusión como miembro pleno en la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, y luego, asumir la sede de un evento de este tipo, en el que el abrazo de los pueblos importa más que los jonrones y los ponches.