CAMAGÜEY.- La conversación con Miguel Borroto comenzó a inicios de enero, él estaba de vacaciones y los comentarios que proponía eran sobre su trabajo de scout en México con los Piratas de Campeche y las cosas del béisbol profesional. Cada vez que intentaba desviarlo hacia la actualidad del equipo de sus amores y dolores, me lanzaba una valoración general de la Serie Nacional.

“Cuando la calidad individual baja, la disciplina táctica y la preparación técnica es más importante. Veo que algunos directores abusan del toque de bola ante tiradores que no pasan de 84 millas. No se dan cuenta de que regalan hasta cinco de los 27 outs del juego, en vez de utilizar el corrido y bateo, que es una jugada que cumple la misma función y, además, desestabiliza la defensa en el cuadro”.

Minutos más tarde, ante la insistencia, fue categórico: “No quiero hablar de eso por respeto al actual colectivo de dirección de los últimos años y porque tengo mis compromisos en el extranjero. No obstante, siempre voy a estar dispuesto a dirigir a Camagüey. He tenido decenas de propuestas para dirigir en Cuba y siempre he dicho que si no es con los míos, no es”.

Pasaron los días entre llamadas telefónicas y SMS, mientras Borroto era abordado a cada paso. Tenía que salir de casa con sombrero y gafas, pero en cuanto alguien identificaba al guajiro detrás del disfraz se armaba el debate. Después de varias gestiones, la pasada semana se concretó el esperado encuentro entre las máximas autoridades políticas, gubernamentales y deportivas de la provincia. Cuatro horas duró la conversación en la que todo se acordó, dos días más tarde, tras la aprobación de los dirigentes del béisbol en Camagüey y Cuba: Miguel Borroto era oficialmente el manager de los Toros para la 59 Serie Nacional.

“Para mi es una alegría enorme y un compromiso más grande aún, porque nuestra gente necesita que la pelota levante. Veo lo mucho que se ha logrado en la provincia en estos años que he estado fuera y siento que estamos en deuda con el pueblo”.

Ahora se le ve impaciente, está bajo los efectos de esa droga que tanto le gusta y que no probaba hacía una década. Prepara una metodología para implementar con urgencia y poder viajar a México a terminar sus compromisos y regresar a tiempo para los entrenamientos de pretemporada.

“Estudiamos la actuación del equipo en las últimas series para elaborar un diagnóstico de sus potencialidades y debilidades. Nuestro cuartel general es la facultad de Cultura Física de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz y gracias al apoyo de su rector, Santiago Lajes, contamos con un grupo de especialistas de alta calificación en diferentes ramas del saber vinculados al deporte.

“Me han dado el sí para estar en el colectivo de dirección hombres de mucha valía como Felipe Sarduy, que será mi mano derecha, y el avileño Darío Cid, quien estará al frente de la preparación física. El entrenador de bateo será Roberto Montero y el de pitcheo, Alexander Infante, ambos dejarán de renovar contratos en el exterior para regresar con los Toros. Hay otros nombres propios que quisiera tener a mi lado, pero todavía no hemos conversado. Lo más importante es que haremos un grupo de personas talentosas para apoyar la preparación y mantener el asesoramiento durante la campaña”.

Borroto nunca dejó de seguir a su equipo, leía las páginas locales y especializadas, veía los programas de televisión y preguntaba a compañeros cercanos. Conoce a cada jugador y sabe las características del conjunto.

“Tenemos un staff de lanzadores de calidad y futuro que hay que gestionar con inteligencia para lograr estabilidad. Hay brazos fuertes que nos servirán para establecer una rotación abridora de las mejores del país. Vamos a concentrar los mayores esfuerzos en los relevistas, para que se formen en ese rol y sean efectivos en la contención. Quiero rescatar algunos veteranos como Vicyohandri Odelín y Yormani Socarrás, ellos tienen características personales muy útiles. A “Viyo” le tengo una fe enorme, es muy estimado en México, hay equipos que todavía me llaman para que lo convenza de lanzar allá.

“Con estos muchachos se puede armar una alineación dinámica. A mí siempre me ha gustado tener dos o tres robadores en el line up y creo que ahora se puede lograr para suplir otras carencias ofensivas. Ayala y Segura van a ser muy importantes en el bateo, pero hay que sumar a otros. También estamos pendientes de los peloteros que puedan regresar desde el exterior porque necesitamos dos bateadores que empujen carreras y den extrabases. Personalmente he hablado con varios, pero hay cuestiones legales por resolver y no quiero crear falsas expectativas.

“Me preocupa mucho la línea central porque no hacen la cantidad de doble plays que pudieran. Hay que lograr que se entiendan bien alrededor de la segunda base y que el receptor y el jardinero central sean más efectivos en los tiros. Vamos a perfeccionar la defensa, todavía se cometen demasiados errores y se van los partidos por ahí. Mi objetivo primordial es pasar la primera fase porque con el sistema de refuerzos me dan la oportunidad de tapar los huecos, y ahí sí hay que pelear para ganarme”.

Esta semana regresó al estadio Cándido González para sentarse en la única silla que conoce, la de director del home club, y dirigir a un elenco de Glorias frente a una novena de la Universidad. Tras el desenlace del choque, la frase del zurdo Buenafé Nápoles puede ser el prólogo de lo que está por escribirse: “El Jerarca ya ganó su primer juego”.