CAMAGÜEY.- El equipo de esta provincia acaba de perder ante Isla de la Juventud, dos juegos por uno, su sexta subserie consecutiva en la etapa clasificatoria de la 58 Serie Nacional de Béisbol. A la victoria en extrainning 12 carreras por siete, le siguieron par de derrotas con idénticos marcadores de 2-5.

Durante este compromiso se mantuvo como tónica de la falta de productividad a la ofensiva, los errores defensivos en momentos clave, pero sobre todo, la debilidad del cuerpo de lanzadores. Este último ha sido la principal dificultad de los Toros durante la campaña.

Los pronósticos precompetencia que daban a Camagüey en la segunda fase de esta Serie se sustentaban, sobre todo, en las posibilidades de su joven y talentoso cuerpo de lanzadores. Yariel Rodríguez, Josimar Cousín, Dariel Góngora, José Ramón Rodríguez, Arbelio Quiroz y Carlos Pérez, muchachos con buenas actuaciones como refuerzos en la campaña anterior y experiencia en la Serie Especial, tenían la misión de llevar del brazo a su equipo hacia la clasificación.

La baja por lesión de José Ramón, quien posiblemente se someta a una cirugía Tommy Jhon en los próximos días, creó un vacío que asumió con mucha responsabilidad el derecho Frank Madam, uno de los mejores relevistas del conjunto en los últimos años, ya que Arbelio se recuperaba de dolencias en su brazo. Aun con esos ajustes, el nuestro es, en nómina, de los mejores staff del país, redondeado por experimentados como Yormani Socarrás, Ramón Robles y Alexis Mulató y jóvenes con buenas actuaciones en el campeonato para menores de 23 años como Juan Sebastián Contreras, Yonathan Fernández, Erisleri Basulto y Sergio Guerra.

Sin embargo, y para el asombro de seguidores y especialistas, el pitcheo ha sido el punto más bajo de los Toros de la Llanura en esta caótica temporada. Este viernes Camagüey amaneció penúltimo en promedio de carreras limpias con 5.19, un apartado que domina Villa Clara con 2.45. Los lanzadores agramontinos embasan 1.65 contrarios por entrada (WHIP), pues regalan 4.75 bases por bolas y le batean 10.13 imparables por cada juego de nueve innings.

Orlando González debe estar muy decepcionado pues, desde que inició su gestión hace cuatro años, nunca había tenido tantos problemas con su cuerpo de serpentineros. Los mejores resultados de este grupo fueron bajo la tutela del licenciado Alexander Infante, contraproducente si tenemos en cuenta que el actual entrenador es el Doctor en Ciencias Edilberto Serrano.

Lo cierto es que el manejo del staff ha sido insustancial. Mantienen a Cousín como segundo abridor de la rotación pese a que no pasa del tercer capítulo en la mayoría de sus salidas, tiene seis derrotas y un solitario éxito, exhibe 8.78 de PCL, le batean para .339 de average y regala 5.53 boletos por encuentro. Ante el menor problema extraen del montículo a jóvenes como Contreras y Fernández, mientras permiten que apaleen a Socarrás o Lisander Hernández. Solo tres juegos salvados aparecen en el inventario general del equipo, todos a la cuenta de Pérez Vergara, otro al que han sobreexplotado.

Con las sanas excepciones de Góngora y Madam, la mayoría de los tiradores pierden el foco de atención por moverse innecesariamente en el box. Se van de concentración con las decisiones arbitrales, los errores defensivos, cuando les pegan hit o ante las exclamaciones del público. Quienes mejor velocidad poseen en la recta equivocan los comandos y evitan el trabajo en la zona pegada al bateador. Además, se les ha visto con debilidades psicológicas para reponerse ante el fracaso.

Del ímpetu y la garra que enamoró a la afición y ganó el respeto de los entendidos queda poco. No han estado a la altura de la calidad individual que poseen y han dejado a los Toros en brazos de la inseguridad.