CAMAGÜIEY.- Luis “Bolita” Villafaña fue uno de los árbitros más famosos en Camagüey, solamente superado en asiduidad de alquiler por Elio Carmona y Juan “Caballo”.

Los tres fueron la ley de los estadios de pelota, pero siempre suscitaban decisiones solo comparables en la actualidad con las del desaparecido Víctor Seide Luis. Los que practican los fines de semana ya saben a qué me refiero, a strikes, outs y hasta jonrones que se cantan o no se cantan.

Resulta que desde 1951 el empresario Otto Lavernia patrocinó al equipo Puerto Príncipe, una conjugación de jóvenes valores que pronto saltarían a las Ligas Menores de Estados Unidos, pero que de octubre a marzo, cuando no hay béisbol en el vecino país, bajaban a Camagüey a realizar exhibiciones en el club Atlético Bernabé de Varona.

En búsqueda de taquilla muchas veces traían a alguna estrella profesional y fue el caso que en 1952 nos visitó el portentoso jugador mexicano Felipe “Clipper” Montemayor, quien había sido contratado por Bobby Maduro para el club Cienfuegos de la Liga Cubana.

El hombre venía precedido de bien ganada fama, al ser novato del año en la Liga Mexicana, acabar en el campeonato del Pacífico, firmar en las Mayores (aunque en su llegada a Cuba se formaba en doble A), por tanto el inicialista local Rafael Ayala tuvo que cederle su puesto, y también, ojo, exponerlo a las decisiones de “Bolita”.

Montemayor esa tarde dio el palo más largo que se viera en el terreno Lorenzo Luaces del club Atlético ¡Señores, qué clase de palo! Así lo dijo la prensa y me lo contaron los presentes. Parecía que la pelota iba a tumbar al sol, fue a caer por encima de toda mata rumbo al arroyo Juan del Toro.

Todos con la mano en la boca y el “Clipper” viento en popa trotando entre las bases escuchó a “Bolita” cantar foul. Fue tan grande el trancazo del mexicano que nuestro ampaya no supo bien por cuál ángulo de la banderita del left field se fue la píldora y nerviosamente atinó a cantar mala bola. El gigante azteca llegó parsimonioso al home e increpó a Villafaña, como Goliat a David, y la diplomacia se convirtió en revólver de charro del desierto. Con el típico acento cantado de los cuates, le dijo: “¿Hasta dónde llega este estadio?” (no fuera, digo yo, que en el lugar inventaran reglas especiales), y acto seguido le gritó: “¡Usted es un comem..!”.

¡Ay, Bolita! ¿Sabías bien quién era Montemayor? Un integrante de los Piratas de Pittsburgh, años más tarde coequipero de Roberto Clemente, y futuro integrante del Salón de la Fama en México.