CAMAGÜEY.- Uno de los jugadores camagüeyanos con una actuación destacada en series nacionales es sin duda Sandalio Hernández, jardinero central de los equipos Granjeros y Ganaderos, e integrante de la preselección cubana.

Este sobresaliente atleta nació el 4 de septiembre de 1945, en el reparto La Siria, del poblado de Vertientes, mas solo un año más tarde se trasladó junto a su familia para la ciudad de Camagüey

Sería una decisión determinante en su destino: ya a los diez años integraba el equipo Shell, de la llamada Liga de los Cubanitos, bajo la certera tutela del experimentado mentor Roberto “Bebo” Marrero. “Bebo” sería el primero de muchos maestros que moldearían a Sandalio a fuerza de entrega sobre los terrenos. Él fue uno de los muchos talentos formados en la emblemática área deportiva Patricio Lumumba, bajo las órdenes de los nunca suficientemente reconocidos entrenadores Juan “Pataza” Álvarez, Gabriel Adán “Mola” y Gerardo “Alelí” Arteaga.

Aquella fue una época dorada para los diamantes agramontinos, que en el nacional juvenil de 1964 presenciaron el debut de un Granjeros en el que sentaban plaza, además de Sandalio, glorias como Vicente Díaz, Jorge Hernández, Omar Cuesta, Gaspar Legón, Lázaro Santana, Oscar Romero, René Piñol, Antonio Eugellés y Justo Santos. Todo un trabuco que dirigido por Mario Salas terminó conquistando el subcampeonato.

La relevante actuación de Sandalio lo llevó a ser incluido en el equipo de Camagüey de segunda categoría, que jugaría la siguiente Serie Nacional en el estadio Paquito Espinosa, de Morón. En esa lid su average (que superó los .300), fue factor determinante para que la provincia obtuviera la medalla de plata, solo a la zaga del poderoso conjunto de La Habana.

En el amplio y fecundo tránsito de Sandalio por los eventos de mayor trascendencia en el país, las estadísticas del Inder consignan que jugó en 1 204 partidos, con 4 648 comparecencias al bate. Sus registros acumulan 1 123 hits (de ellos, 139 dobles, 41 triples y 60 jonrones), 485 carreras anotadas y 494 impulsadas, robó 108 bases y lo sorprendieron en 68 intentos. Se ponchó en 419 ocasiones y recibió 307 bases por bola (71 intencionales), lo golpearon con lanzamientos en 66 ocasiones, y bateó para doble play 108 veces; además, participó en 41 sacrificios.

En su carrera deportiva resalta la asistencia, en 1970, a los Juegos Universitarios de Turín, en Italia, donde con un imparable contribuyó al triunfo cubano sobre los Estados Unidos. Dos años después asistió a la Serie Cuadrangular Victoriano Lorenzo, en Panamá, y en 1974 fue uno de los convocados para el tope amistoso con una selección japonesa que, como nota curiosa, tuvo lugar en los estadios Latinoamericano y Cándido González.

Sin embargo, la mayor alegría le llegó en 1977, cuando Camagüeyanos se tituló campeón de la tercera Serie Selectiva y él fue seleccionado mejor jardinero central del torneo e incluido en el equipo Todos Estrellas. También ese año consiguió hacerse un puesto en la nómina de la Mayor de las Antillas que enfrentó a peloteros profesionales de Venezuela.

En 1983 Sandalio Hernández se retiró oficialmente del deporte activo, durante un acto en el parque Latinoamericano, junto a estrellas como el estelar lanzador Oscar Romero. Dieciséis años después volvería al mismo escenario para participar en el llamado “Juego del Siglo”, aquel inolvidable encuentro entre beisbolistas cubanos y venezolanos encabezados por presidente Hugo Chávez y Fidel.

Pese al tiempo transcurrido, se encargó de demostrar que no había perdido su maña realizando un fildeo decisivo sobre una peligrosa línea hacia el left field. Y miles de espectadores, entre ellos el Comandante en Jefe, volvieron a premiarlo con un aplauso.

* Para la confección de este artículo se tomaron apuntes del libro inédito Ellos abrieron el sendero, de los autores Raúl Rodríguez Fernández y Enrique Guerra Barreto.