CAMAGÜEY.- El viernes, Frederich Cepeda llegó a Camagüey ostentado el liderazgo indiscutible de los bateadores en esta 57 Serie Nacional de Béisbol. Tres días más tarde se marcha con la cabeza aun más en alto, pues aquí sumó otros nueve hits a su hoja de anotaciones –en once turnos al bate--, entre los que se cuentan un doble y cuatro jonrones.

Traducido al campo de los aportes a su equipo fueron siete carreras impulsadas y seis anotadas, un espaldarazo más que decisivo para las victorias que consiguieron los Gallos en dos de los tres juegos de la subserie particular que hoy concluyó en el “Cándido González”.

La historia se había iniciado el sábado con el nocao camagüeyanode 11-1, que alentó las expectativas de la afición tricolor. Los primeros compases del encuentro de ayer (que arribó al sexto inning con ventaja lugareña de 8-0) fueron el momento cumbre de ese sentimiento. Pero el derrumbe de la novena conducida por Orlando González, que a la postre terminó cayendo 8-12 en la cartelera dominical, y la devolución del nocao por parte de los yayaberos hoy, han hecho desaparecer casi completamente las esperanzas que algunos insistían en alentar.

Este lunes, con lapidario 0-13, en siete entradas, los espirituanos no solo inclinaron a su favor el pleito de la presente temporada; también pueden haber eliminado las últimas opciones clasificatorias de los nuestros, luego de un “temporal” al que no resulta fácil sobreponerse en el plano anímico.

La esencia de la debacle debe buscarse en el pitcheo. Para los serpentineros camagüeyanos la tanda a la que se enfrentaban se mantuvo en un enigma que solo fue posible descifrar en la primera fecha. En esa oportunidad se debió a los esfuerzos de un solo hombre, Yariel Rodríguez, quien en siete completos supo sortear escollos para no complicarse más allá de una carrera sufrida en el primer inning. Bien es cierto es que soportó nueve imparables, pero siete de los mismos fueron a la cuenta de una tanda de grueso calibre que en este béisbol resulta poco menos que intratable.

Yunier Mendoza, Cepeda y Eriel Sánchez se han mantenido todo el campeonato como un trío de villanos capaz de mandar a la lona a cualquier cuerpo de pitcheo. En nuestro caso se trató de una batería que descifró los envíos necesarios para conectar en 24 de las 31 oportunidades que se le presentaron (se compendian las estadísticas de los tres encuentros), con once anotaciones y diez remolques. Por Cepeda vale resaltar, además, los tres cuadrangulares que despachó este lunes, en igual cantidad de visitas al cajón. Mientras, la ofensiva de las ocho letras quedaba virtualmente silenciada, con sus únicos incogibles a la cuenta de Leonel Segura (de 2-2), Ayala (3-1) y Pedro Smith (1-1).

A todas luces fue ayer, en el “Mario Pérez Cuesta”, donde se decidió el desenlace de la subserie. Para Camagüey costaba mucho, en definitiva demasiado, reponerse de una debacle como aquella. Solo equipos seguros de sus credenciales para ganar hubieran sido capaces de hacerlo.

Frederich Cepeda no perdonó las carencias del pitcheo camagüeyano. En la foto, junto a su compañero en el equipo Cuba, Alexander Ayala, durante una de las múltiples ocasiones en que entró en circulación. Foto: Orlando Durán Hernández/ AdelanteFrederich Cepeda no perdonó las carencias del pitcheo camagüeyano. En la foto, junto a su compañero en el equipo Cuba, Alexander Ayala, durante una de las múltiples ocasiones en que entró en circulación. Foto: Orlando Durán Hernández/ Adelante