CAMAGÜEY.- Desde este sábado Cuba volverá a estar bajo el “imperio” de la pelota. Durante cerca de dos meses los 16 equipos de la Isla contenderán en busca de unos de los cuatro pases directos a la segunda fase de la 57 Serie Nacional, o al menos, un puesto en los play off de comodines, que como en la temporada precedente pondrán rostro a los últimos clasificados a la ronda de seis.

Todo es cuestión de matemáticas. Para Camagüey, por ejemplo, la “fórmula” esencial radica en sus dos primeros segmentos de competencia. Me refiero a los nueve partidos que –como visitante-- dirimirá en las tres subseries de apertura, y a los otros nueve que –como local-- le corresponderá asumir a continuación.

Repasemos rivales y posibilidades. De entrada, Pinar del Río se anuncia como un adversario temible, con todo y la ausencia del “incombustible” Liván Moinelo y las dudas que suscita su alineación ofensiva. Sin embargo, la variedad de lanzadores con que contará el debutante Pedro Luis Lazo, la guía que madero en ristre pueda aportar William Saavedra y la loable capacidad vueltabajera para armar buenos conjuntos obligan a la cautela. Cualquier resultado que excluya la barrida a manos de los pativerdes puede considerarse bueno (en la Serie 56, el cotejo particular concluyó 0-3, a su favor).

Matanzas e Isla de la Juventud son dos incógnitas. De los Cocodrilos queda poco por decir, luego de tantos y tan variados criterios motivados por la partida de Víctor Mesa y algunos de “sus” jugadores; La Isla, en tanto, sigue sumida en las repercusiones del “affaire Michel Enríquez”.

Para ser sincero, no soy de los que se confía con la tropa del mánager Víctor Figueroa; bajos sus órdenes estarán muchos de los que el año pasado eslabonaron el nuevo récord cubano de victorias para una temporada regular. Tal vez el pitcheo sea su punto más débil y la brecha para que los Toros lancen su embestida de desquite por las tres barridas que les propinaron hace poco menos de un año. La visita al “Cristóbal Labra” pudiera ser el más sencillo de los compromisos en ese primer recorrido fuera de “fronteras”, pues ni por sus hombres de la lomita ni por las posibilidades en el cajón de bateo los Piratas parecen a las puertas de su mejor campaña; el año anterior la subserie nos fue favorable 2-1.

Desde el 18 de agosto las acciones se trasladarán al parque de la Avenida 26 de Julio. Este año, ocho de las quince subseries transcurrirán en predios camagüeyanos con una poco habitual cartelera de seis encuentros programados por la Comisión Provincial en estadios de municipios. El signo que tendrán, depende en buena medida de esos nueve encuentros que abrirán nuestra temporada como anfitriones. El hecho es que ni ante Mayabeque, ni ante Industriales, ni ante Holguín, la tropa de Orlando González tiene el derecho a errores gratuitos.

Diciéndolo con todas sus letras: Camagüey necesita superar a Mayabeque y a Holguín (si es por barrida, mejor), y colocar todas sus apuestas en contra de Industriales. No hay otra si pretende continuar en ruta hacia la instancia élite del campeonato. Se trata de un empeño difícil pero no imposible, ya en la Serie 56 los tricolores consiguieron su clasificación en peleada disputa con los Huracanes (a la postre se impusieron 2-1) y supieron aprovecharse del mal momento que vivían los Leones de la capital para agenciarse dos de los tres juegos que celebraron. Holguín fue el reverso de la moneda, pues los derrotó en seis de las nueve oportunidades en que se enfrentaron. ¿Pronósticos?, alcanzable lo pretendido con mayabequenses y holguineros; difícil –bien difícil– la faena con el “reiniciado” conjunto azul.

Incluso sin haberse desarrollado el primer partido para cualquier seguidor de la pelota por estos lares resulta evidente que agosto será “el mes” para Camagüey. Desde mañana y hasta el lunes 28 los Toros estarán obligados a echar mano a todas sus armas en la pretensión de reeditar el dramático argumento beisbolero del 2016. La meta anunciada es volver a planos estelares, pero es en el terreno donde se escribe la historia. En 18 partidos nos veremos para comprobar si supieron contarla.

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