CAMAGÜEY.- La cita es del Gran Maestro Lázaro Bruzón, recién coronado campeón nacional: Carlos Albornoz es, a su juicio, la mejor promesa del ajedrez cubano en la actualidad. Se trata de un criterio con el que coinciden no pocos entendidos.

A sus 16 años, el camagüeyanito mostró credenciales en la recién concluida final nacional del juego ciencia, ubicándose en el séptimo puesto con 3.5 unidades, lo que le posibilitó incrementar 30 puntos a su coeficiente ELO.

Carlitos es parte de lo que pudiera llamarse la generación de oro del ajedrez local, resultado del trabajo sistemático con un grupo de jóvenes promesas entre las que se cuentan también Dexter Docampo y Jorge Elías. Desde muy pequeños todos fueron entrenados  por los mejores preparadores del territorio en un proyecto llamado Escuela de Talentos.

Albornoz pudiera convertirse en los próximos años en el Gran Maestro más joven de Camagüey y, tal vez, el primero de la provincia formado desde aquí. Su desarrollo ascendente y juventud hacen pensar que ese sueño es tan posible como cercano.

Lograrlo no solo depende de lo que pueda dar él en lo personal, también se impone el respaldo del Inder para garantizar su participación en los principales eventos del país, además de aquellos de los que recibiera invitación a raíz de este meritorio resultado; Albornoz se ha acercado bastante a la cumbre del ajedrez cubano y esa condición merece un respaldo.

Aunque fui testigo de la seriedad con que se prepara y de la calidad de los entrenadores camagüeyanos, no es un secreto que este muchacho está bien cerca de lo que dice la canción, “el alumno supera al maestro”. Por ello, se impone velar porque continúe su desarrollo y no se “estanque” como antes sucedió con otros que empezaron con mucho empuje y después desaparecieron de nuestros espacios ajedrecísticos.

El propio Albornoz tiene conciencia de lo que ha conseguido y de cuánto le falta por hacer. El futuro depende de múltiples factores que van más allá de la voluntad personal o institucional, pero lo cierto es que con esta generación pudiera llegar el tan ansiado sueño de tener otro Gran Maestro camagüeyano. Por lo pronto, Carlitos ha dado un paso de gigante en aras de ese empeño.