CAMAGÜEY.- Esta semana el equipo cubano finalizó en el penúltimo puesto del grupo D del primer nivel de la Olimpiada Mundial de Ajedrez Online, un resultado que está por debajo de las potencialidades reales de nuestros jugadores.

El equipo mixto del país presentó una nómina con ausencias relevantes, producto de la convulsa situación que existe entre varios jugadores y la Federación, pero mantuvo nombres de prestigio como para aspirar a la mitad de la clasificación, entre ellos los jóvenes camagüeyanos Carlos Daniel Albornoz e Ineymig Hernández, quienes ocuparon las plazas sub-20.

Seis fracasos ante Estados Unidos, Polonia, Italia, Perú, Canadá y Grecia, dos éxitos frente a Brasil y Argentina y el empate con Paraguay llenaron la triste hoja de ruta de los criollos.

Entre los titulares, Isán Ortiz y Yerisbel Miranda lograron los mejores saldos, con dos unidades en tres duelos. El llamado sexteto suplente no tuvo una actuación tan negativa, algo que deberán atender los preparadores para futuras convocatorias.

Aunque con grandes ausencias, el potente elenco de Estados Unidos obtuvo el primer lugar de la llave con 15 unidades, empatado con Grecia, y Polonia, con 13, también clasifi có a la siguiente ronda.

Pese a su escasa experiencia internacional, Albornoz defendió el primer tablero de la escuadra por su condición de campeón nacional y solo pudo sumar dos puntos y medio en siete duelos. La mayoría de sus rivales eran GM que superaban los 2500 puntos ELO, por lo que la experiencia no deja de ser positiva en su formación. “Enfrenté jugadores de muy buen nivel y con mucha más experiencia en torneos en línea, pero creo que pude hacer un mejor papel. Estoy analizando las partidas y junto a mis entrenadores detectamos varios errores costosos.

Tuve mi mejor resultado frente a Jeffery Xiong (20 años, 2709 ELO), representante de Estados Unidos, con quien hice tablas con piezas negras después de haber perdido las dos primeras partidas de ese día. No les puedo quitar mérito a mis contrincantes, jugaron muy exactos”, reconoció en exclusiva para Adelante Digital el chico del reparto La Rubia.

Ineymig, por su parte, solo media unidad en tres oportunidades y es más dura en el análisis. “No trabajé bien, cometí demasiados errores. No estaba en buena forma deportiva y no me acostumbré a las características del torneo. Mis rivales lo aprovecharon todo”. Detrás de sus fuertes palabras se esconde la gran verdad de este resultado colectivo: los jóvenes ajedrecistas cubanos no tienen las condiciones mínimas para entrenar, estudiar y competir en el ajedrez vía Internet.

El uso de la red de redes para ellos es un lujo que recae en la mayoría de los casos en la economía familiar, mientras que para el resto de sus colegas en el mundo resulta algo habitual. No se concibe el desarrollo de un trebejista en el año 2020 sin el acceso diario a las plataformas, manuales y servicios especializados creados al efecto. La web constituye el principal canal de despegue para la formación de los atletas de esta disciplina, y en Cuba el acceso es limitado y las soluciones parecen tardarse demasiado.

Para la participación del conjunto nacional en la Olimpiada, una alianza con Etecsa permitió que cada miembro jugara desde un salón de esa empresa en su provincia de residencia, mas sabe a poco cuando caemos en la cuenta de que en el reparto Lenin, de la ciudad de Camagüey, una niña talento no pudo alistarse ni estudiar a sus rivales con anterioridad.

Aunque el resultado es simbólico, pues significa un oasis de consuelo tras la suspensión de la Olimpiada clásica que iba a celebrarse en Moscú antes de la irrupción de la pandemia, debe tenerse como medidor de lo atrasados que estamos tecnológicamente. Las inversiones para garantizar la conexión en las academias de todo el país y en las casas de los principales talentos no constituye una opción para la Federación, sino una cuestión de supervivencia para una escuela ajedrecística que siempre estuvo en la vanguardia de América.