CAMAGÜEY.- La noticia de un nuevo memorando entre la Federación Cubana de Béisbol y la Little League Baseball Internacional permitirá la inserción en un circuito para niños entre cuatro y doce años, con más de 200 000 equipos en 85 países. Sobre esa base habrá un torneo en el Caribe, en Curazao, eliminatorio con vistas a la tradicional Serie Mundial infantil con sede en Williamsport, Pennsylvania.

Sin embargo, vale la pena recordar que ya Cuba estuvo alguna vez en ese circuito, por eso, algunos de los que hoy peinan canas recuerdan que alguna vez fueron “Cubanitos”, un experimento con debut en 1956, que ya en 1959 llegó a contar con 19 ligas, 75 equipos y 2300 jugadores, y en los 60 incrementó hasta 4 000 equipos patrocinados por entidades cívico religiosas, comerciales e industriales. Fue una exitosa iniciativa, obra de Roberto Bobby Maduro, el mismo propietario del Estadio del Cerro (hoy Latinoamericano), quien se apoyó en la popularidad de los Cuban Sugar Kings de la Liga Internacional de la Florida. Los “Cubanitos” eran la cantera, con gran aporte de valores y figuras (Isasi, uno de ellos), porque había que rendir académicamente para participar en una cuasi categoría sub 13. De esa aventura infantil emergió un equipo camagüeyano como el primer campeón de la naciente Revolución, el Banco Pedroso, del municipio de Florida.

LOS PRIMEROS BATAZOS

Ya en 1957 esos chiquillos habían sido los monarcas de su provincia al derrotar a los Dodgers de Sola (hoy Sierra de Cubitas), aunque dos años después subieron la parada al coronarse en la Ciudad de los Tinajones por encima de los Rotarios, Leones, Shell y la Compañía Cubana de Fianzas, y ganaron el derecho a representar al antiguo Camagüey en la final nacional.

Rafael Rosendiz había sido líder en promedio de carreras limpias (1.22) y en anotadas (24) en el torneo provincial, por el club Rotario, luego fue refuerzo del Banco Pedroso, y a la postre derrotó en los juegos decisivos al resto de las selecciones regionales.

El torneo transcurrió entre el 1ro y el 6 de agosto de 1959. Felipe Guerra (director de la DND) lanzó la primera bola, en una inauguración a la cual asistieron Clemente Inclán, (rector de la Universidad de La Habana), José Llanusa (alcalde), el embajador estadounidense Philips Bonsal, el empresario Bobby Maduro, el director de deportes de la Universidad Central de Las Villas Alfredo Pino Puebla, y Álvaro Álvarez, el representante de la empresa La Tropical.

Con la dirección de Eufracio Caro los floridanos no creyeron en Los Jimaguas de Tallapiedra, subcampeones Cubanitos de 1958, campeón habanero en el 59; ni en K-Listo de Banes, Oriente; Firestone, de Santa Clara; Shell, de Artemisa (entonces Pinar del Río); ni en los chicos del International Harvester, de Versalles, Matanzas ¡Invictos y el sueño siguió! Sucedía que los niños eran invitados a Estados Unidos para celebrar juegos de exhibición contra clubes de la Little League.

UN CUBANITO EN LA LITTLE LEAGUE

Foto: Del Autor Foto: Del Autor “Cuando ganamos nos dieron una comida a todos los Cubanitos en el salón Hevia de La Tropical. Fue tremendo y nos regalaron a cada uno un libro del Quijote y otros suvenires. Luego nos llevaron de recorrido por La Habana, banquete en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, también al Club Náutico Internacional, muchos no conocíamos la capital, había niños muy humildes de las seis provincias.” Así lo recuerda Rosendiz.

Entonces fueron llevados a Estados Unidos, costeado por la dirección nacional del Banco Pedroso de Cuba, la Dirección General de Deportes y la Dirección General de Educación Física del Ministerio de Educación. El recorrido con Cubana de Aviación los llevó a Nueva York, Pittsburgh, Washington y Williamsport, siendo recibidos por los respectivos alcaldes, con coberturas en periódicos como el New York Times: “Allá tuvimos el placer de tener una clínica con ídolos como Pedro Ramos, Camilo Pascual y Willy Miranda, algo fantástico.”

La visita había coincidido con la celebración de las respectivas finales de la Little y Pony League, por tanto los organizadores decidieron enfrentarlos a sus estrellas. Así Rosendiz encandiló a los scouts, pues derrotó 6X2 al Washington All Star (Pennsylvania), niños de su categoría, ante 15 000 personas y después, en el estadio Bryanwood, a pesar de sus 12 años blanqueó al equipo de la Pony League (mayores en edad), e incluso se dio el lujo de dar el batazo decisivo. Le dieron apenas un hit en siete innings, con 16 ponches. Enseguida “Mako” Pérez, coordinador nacional de la Asociación de Base Ball Infantil Cubanitos, recibió ofertas por su pupilo.

—¿Por qué no aceptó firmar?

—Por mi mamá. Me comuniqué por teléfono y mi papá tampoco quiso que yo me quedara. Cuando regresé mencioné la posibilidad, pero ya había problemas con Estados Unidos. No le hice mucho swing, lo mío era Cuba. Sin embargo, toda mi vida había visto las Grandes Ligas y… ¡Hombre, yo quería jugar eso! No tenía previsto ser ingeniero o técnico, pero se cortó la pelota profesional. Ahora sobre esa área no pasa nada, pero tal y como hago ahora visito a los Estados Unidos y no me voy a quedar. Me hice técnico en construcción, luego especialista en la ECOI 18, director de obras tales como el edificio de biotecnología, una sala de terapia intensiva, hasta una casa de visita para el Comandante en Jefe. La última vez en que viajé a los Estados Unidos encendí el televisor y ví la transmisión de la World Serie Little League no cabía en mi asombro… ¡El mismo estadio! ¡Lo han mantenido todo por 40 años!”

Hoy la noticia de un nuevo memorando entre la Federación Cubana de Béisbol y la Little League Baseball Internacional devuelve a nuestro país al circuito para niños, para el cual debemos clasificar en Curazao. Pasó mucho tiempo, pero a pesar de tantos avatares y barreras un proyecto diferente podrá tener a otros “cubanitos” en Williamsport.