CAMAGÜEY.- Ainat Alicia Nápoles Céspedes no recuerda cuándo, ni dónde dio sus primeros pasos; sin embargo, puede describir el momento en que comenzó a dar brazadas en el agua. Con cinco años entró a la Escuela de Deportes Acuáticos del reparto Garrido, con la única ilusión de “aprender a nadar bonito”. Con el el tiempo, el sueño cambió y a su entrada a la EIDE Cerro Pelado ya quería ser campeona nacional del entonces llamado nado sincronizado.

“Fui a todas las competencias nacionales que se convocaron para las chicas de mi edad. Alcancé varias medallas de plata y bronce y siempre me tuvieron entre las atletas con perspectivas de alto rendimiento, mas nunca se atrevieron a llamarme a un equipo nacional por mi baja estatura. Mantuve las esperanzas hasta el preuniversitario; jamás llegó el premio”.

Al finalizar el duodécimo grado era una de las alumnas con mejores resultados académicos de su clase, pero no le gustaba ninguna de las carreras que le ofertaron.

“Mis amigas se esforzaban por estudiar Derecho, Medicina, ingenierías… mientras a mí, a esas alturas, lo único que me apasionaba era mi deporte. Mi mundo era la piscina, los entrenamientos, las competencias, no quería hacer otra cosa. Fue por eso que decidí matricular en el Fajardo, para regresar a mi única vida”.

Después de graduada estuvo tres años en el área especial de la escuela Ana Josefa, en el reparto La Vigía, período donde descubrió que su pasión también era enseñar. Luego regresó a su lugar especial.

A aquella piscinita de Garrido, donde fue tan feliz, llega todos los días para ayudar a crecer a decenas de niñas. Al frente del equipo pioneril de natación artística de Camagüey ha enfrentado dos torneos nacionales. En su primera experiencia sus chicas se ubicaron en el tercer lugar por provincias con siete medallas, entre ellas una de oro; y en el 2018 nadie pudo superar sus cuatro coronas y dos subtítulos. Su obra más acabada es la pequeña Anniex Santoya, reina de la natación artística de la categoría pioneril en Cuba.

“Más allá de su talento innato, el éxito de Anniex se debe al interés y la entrega en los entrenamientos. Es una de las atletas que capté desde que tenía seis años y ya lleva cuatro a mi lado, por eso he podido perfeccionar su técnica”.

El aporte de sus talentosas infantes impulsó a Camagüey hasta el segundo lugar del ranking general de la disciplina en el país. Después de esos logros, muchos esperan que asuma el mando de los conjuntos de mayores, pero...

“Me encanta trabajar en el primer escalón de la pirámide, la llamada iniciación deportiva. Con las pequeñas me siento a gusto, porque siempre quieren aprender más y por esa inocencia que tienen. Es muy gratificante ver cómo asimilan las enseñanzas y van evolucionando hasta realizar rutinas complejas. Ya he tenido posibilidades de entrenar en categorías mayores; no pienso cambiar, a no ser que me designen por necesidades de la dirección de deportes”, dice, orgullosa de sus pequeñas.

“Aunque todavía nos falta un eslabón de la enseñanza, las niñas de cinco años, creo que en la provincia se está garantizando un futuro exitoso en la natación artística. En estos momentos hacemos “magia”, pues gran parte de las preparaciones de los deportes acuáticos en Camagüey se hacen fuera de las piscinas, porque la escasez de recursos no permite mantenerlas llenas siempre. No obstante, la estrategia de reforzar las áreas especiales de estas categorías y apostar por técnicos jóvenes ya da frutos en juegos pioneriles y escolares, y pronto se verá en el máximo nivel”.

Alicia no esquiva ningún tema concerniente a su trabajo, por controversial que sea. Por eso le preguntamos sobre la inclusión de los varones en la práctica de la natación artística.

“Va a ser un paso muy difícil en nuestro sistema de enseñanza por los tabúes sociales que alimentan el machismo. Si para las academias de ballet es complicada la captación de varones, imagínese para una disciplina que siempre ha sido solo para mujeres. El obstáculo será la familia, porque los niños son tan puros que no asimilan esos dogmas hasta que los adultos se los impregnan. Aquí los he visto con ganas de imitar los ejercicios que hacen las niñas con tal de competir con ellas y demostrarles que también pueden. Será un camino largo y lleno de obstáculos, pero me gustaría intentarlo”.

Así, con los pies en el agua, vive su pasión Alicia, la Mejor Entrenadora de Base de Cuba en el pasado 2018.

Foto: Orlando Durán Hernández/Adelante/ArchivoFoto: Orlando Durán Hernández/Adelante/Archivo