CAMAGÜEY.- Mairelis Zunzunegui mide menos de un metro (m.) con 70 centímetros y pesa 63 kilogramos; nada menos parecido a una pared. Muchos pensaron que por su físico no tenía futuro en el polo acuático, un deporte reservado para mujeres de más de 1.80 m. de estatura y grandes extremidades.

Sin embargo, su perseverancia y amor al deporte superaron las barreras del comienzo y a sus 32 años presume de ser la capitana de la selección nacional femenina que acaba de titularse en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018. Con una velocidad de reacción que ha asombrado a rivales y entendidos en las mejores plazas del polo acuático internacional, Mairelis es la peor enemiga del gol, ese que hace a todos saltar de felicidad.

“Desde que entré en la EIDE Cerro Pelado me conquistó la portería. No sabría explicarte cómo fue, pero me enamoré de esa posición cuando el resto prefería atacar. Quizás tiene que ver con mi sentido de resistencia, que me hace defender cualquier ataque para proteger a mis compañeras. En Camagüey no hubo muchos problemas para desarrollarme, pero los técnicos del equipo nacional no me querían porque era muy bajita; me tocó ir a una competencia con el equipo masculino y parar cualquier cantidad de goles para convencerlos”.

A los 18 años recibió su primer llamado a la preselección cubana y no defraudó. Quince calendarios después, sigue sorprendiendo.

“Tengo la oportunidad, desde hace tres años, de jugar en varios clubes de la Liga Española, experiencia que me ha cambiado como profesional. Por el momento solo puedo jugar los últimos tres meses de la Liga porque solo nos otorgan visa de turismo, pero de todas formas nos brinda la posibilidad de probarnos al más alto nivel. Llegué con un poco de incertidumbre, pero luego me di cuenta que a las polistas cubanas nos sobra calidad para brillar en cualquier piscina”, dice mientras su rostro dibuja la cubanísima mueca de quien confía en sus capacidades.

Pese a los buenos resultados, a ella le duele que su deporte haya mermado tanto organizativamente en los últimos años.

“Ya no podemos hablar de masividad. Yo veo el caso de Camagüey, que siempre tuvo dos o tres piscinas donde se jugaba y ahora los entrenadores tienen que hacer magia para formar un equipo. Así es en todo el país. Nuestros campeonatos nacional se efectúan con solo cuatro equipos y en condiciones muy malas. Se ha eliminado el escalón juvenil del sistema competitivo y eso es fatal. Si no se hace algo pronto para salvar las instalaciones habrá que buscar la manera de que nuestros equipos se fogueen constantemente en el extranjero.”

Para muchos, la medalla de oro en Barranquilla es reflejo del escaso nivel que existe en el área de Centroamérica y el Caribe. Sin embargo, ella le da todo el crédito a sus compañeras, los entrenadores y la buena preparación que realizaron.

“Desde que quedamos en bronce en Veracruz 2018, el colectivo técnico comenzó a renovar el plantel y a trazar una nueva línea de trabajo. Ya yo era capitana y asumí una gran responsabilidad en la formación de las nuevas figuras. Tuvimos la posibilidad de participar en varios torneos en países del área y en España, eso posibilitó que llegáramos en buena forma al evento fundamental.

En Colombia comenzamos perdiendo el primer juego contra Puerto Rico, pero dos horas después, cuando nos sentamos a analizar el fracaso, lo convertimos en un incentivo para la victoria final. Nos dimos cuenta que debíamos diversificar nuestra ofensiva para no depender tanto de las postes. Les dimos más protagonismo a las atacadoras y reforzamos el esquema defensivo. Después no hubo quién nos parara”.

Después de la corona centroamericana, tres participaciones en Juegos Panamericanos (bronce en Río 2007) y tres Copas Mundiales, Zunzunegui solo sueña con una experiencia bajo los cinco aros.

“Será muy difícil pero el oro en Barranquilla es un buen augurio. El año próximo en Perú lucharemos por estar entre los tres mejores de América y luego comenzaremos a buscar el boleto olímpico. En Lima enfrentaremos a rivales que están en la élite mundial como Estados Unidos (titular del orbe), Canadá y Brasil; los resultados frente a ellos dirán si estamos listas para Tokio 2020. Será mi última batalla en la piscina. Después me dedicaré a la familia y también quisiera ser entrenadora de porteras”.

Es increíble que hable del retiro a unos días de ser elegida la mejor guardameta centrocaribeña. Ante mi alarma sonríe y despeja dudas.

“Para eso faltan unos años. Todavía van a tener que ‘aguantarme’ en la portería. Voy a seguir ahogándole el grito a unas cuantas rivales”.

Termina la conversación entre carcajadas esta mujer camagüeyana, que encuentra su ‘gol’ en la sensación de frustrar los contrarios. Mairelis Zunzunegui, la pared que Cuba planta en el agua en cada partido de polo acuático, guiará a sus compañeras en otras batallas.