Esculpida a partir de chatarra recuperada, la pieza simboliza un proyector devenido trapiche que “muele”, como si fuera caña, el celuloide, y está situada en el Callejón de los Milagros, galería urbana del paseo temático dedicada al séptimo arte, una de las obras por el aniversario 500 de Camagüey, en 2014.

En el acto de inicio del evento, el autor señaló que el concepto,  reflejado a través de la alegoría a la producción azucarera, como un elemento de la identidad de Cuba, es un homenaje al cine y a cómo con muy pocos recursos hacen obras maestras.

Comentó, además, que la idea surgió en los años 80 del pasado siglo, cuando trabajaba en el grupo de Teatro Escambray, y al coincidir en una comunidad rural intrincada con la llegada del cine móvil, le impresionó la comparación con un trapiche que del proyector hizo un campesino.

Por otra parte, la destacada actriz Mirtha Ibarra, invitada al taller, presentó la película Fátima o el parque de la Fraternidad, dirigida por Jorge Perugorría, con la cual se abre el ciclo de presentaciones especiales de la cita.

Mirtha ofrecerá este jueves en la tarde un conversatorio en el propio Callejón de los Milagros, y por la noche el Complejo Audiovisual Nuevo Mundo la acogerá para la presentación de su monólogo Neurótica anónima, en versión filmada.

A la producción audiovisual de los años 90 del siglo XX se dedica esta edición del taller, que concluirá el próximo 21, y a la cual también asisten Gustavo Arcos, crítico y profesor de la Universidad de las Artes, e Iván Giroud, presidente del Festival de cine de La Habana. 

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