A nadie escapa que el regreso a la patria cubana de los tres héroes antiterroristas que aun guardaban injusta prisión en los Estados Unidos, fue una victoria de la solidaridad humana, de la capacidad de resistencia y convicciones revolucionarias de estos hombres y de su pueblo, de la fuerza de justicia y la verdad sobre la mentira y la arbitrariedad, valores que se impusieron al hegemonismo y la razón de la fuerza que sustentan las ideas imperialistas, evidentemente derrotadas.

El júbilo y la alegría mostrado por la inmensa mayoría de los cubanos al saber reunidos a los Cinco en la tierra que tanto aman, defendieron y defienden, después de 16 años de dolorosa prisión, los abrazos de René, Fernando, Ramón, Antonio y Gerardo con Raúl Castro, con su pueblo y familiares que nunca los abandonaron, marcaron la memoria del 2014 para no ser olvidada jamás.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba, después de prácticamente 55 años de estar interrumpidas y los pronunciamientos del presidente Barack Obama acerca de flexibilizar algunas de las prohibiciones del bloqueo que faciliten los viajes de los estadounidenses a la Isla, las inversiones y el comercio, sorprendieron a todo el mundo y fueron recibidas por el gobierno cubano con muestras de respeto y reconocimiento, y la disposición a discutir los asuntos pendientes en un plano de igualdad y soberanía, e indiscutiblemente que entrañan una perspectiva que podría ser favorable a las aspiraciones de desarrollo que nos hemos fijado para el 2015.

El prestigio y la autoridad ganados por nuestro país internacionalmente en este año es un reconocimiento al quehacer solidario de los cubanos y a la defensa de los principios, refrendado con la decidida respuesta al enfrentamiento de la epidemia del Ébola y a ese nivel nos disponemos a elevar los resultados económicos para este período para construir un Socialismo próspero y sostenible.

Para los camagüeyanos en particular, impactados por estos inesperados acontecimientos, dejamos el viejo año con el natural regocijo por ambos sucesos, y nos permitimos adicionar a nuestra alegría la satisfacción de todo lo realizado en el marco del aniversario 500 de nuestro querido Puerto Príncipe, que hoy viste sus mejores galas, sobre todo en el centro histórico, Patrimonio de la Humanidad.

Sería imposible detallar lo construido, lo reconstruido y remodelado, pero no es pura cortesía del visitante cuando elogia el nuevo ropaje de la ciudad y la funcionabilidad de todo lo hecho, ya sea en servicios gastronómicos o comerciales, en las opciones recreativas, como el Lago de los Sueños, u otras muchas a lo largo de las principales arterias o fuera de estas.

La oleada constructiva desatada al calor del medio siglo incluyó con creces las unidades de la salud, no solo nuestras principales instalaciones hospitalarias, como el Manuel Ascunce, el materno Ana Betancourt y el Centenario, el Amalia Simoni y decenas de médicos de la familia, hogares de ancianos y casas de abuelos, policlínicos, clínicas dentales y muchas otras obras más, como las turísticas en las que el trabajo no se detiene, todas ellas para brindar una mejor atención a la población que tiene el deber y la responsabilidad de preservarlas y hacerlas duraderas.

No fueron olvidados los centros educacionales, decenas de los cuales recibieron reparaciones capitales o menores, las instalaciones culturales, deportivas, las cientos de viviendas que se terminaron, las obras agrícolas, como las 800 vaquerías recuperadas como parte de la creación de las condiciones para tributar a la nueva fábrica de leche en polvo que entrará en funcionamiento en el 2015.

Aunque quizás en el orden económico no alcanzamos todo lo que aspiramos, que los precios, salvo excepciones mantuvieron sus niveles habituales en la provincia, que importantes sectores en las ramas productivas incumplieron sus planes, no es menos cierto que en el balance total, con logros como el obtenido con la siembra de más de 20 000 hectáreas de caña, la mayor del país, después de once años sin cumplir y los saldos del aniversario 500 nos auguran que las líneas de trabajo, control, disciplina y exigencia y audaces iniciativas que se aplican por las direcciones política y gubernamental en el territorio, con el concurso de los organismos administrativos, darán mayores frutos en el 2015 mediante la eficiencia que se logre en todos los ordenes, tanto económicos como de servicios en general.

Que en el 2015, año del aniversario 57 de la Revolución nos enfrentaremos a grandes y nuevos desafíos en el plano interno y externo, nadie lo duda, acorde con las nuevas perspectivas que se abren tanto en la aplicación de la actualización del Modelo Económico y Social que nos hemos propuesto como meta, como los acontecimientos que deberán avizoran en el plano internacional.

Y a los que piensan aprovechar las supuestas vulnerabilidades que se abrirán en los nuevos escenarios que se avecinan para avanzar en sus planes desestabilizadores de la Revolución, que nunca han abandonado, nos van a encontrar en máxima alerta, como siempre hemos vivido, con el caballo enjaezado y firmes la bridas, en apretado haz, para derrotarlos en cualesquiera de los terrenos que nos reten o nos agredan.

¡Viva el aniversario 57!

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