CAMAGÜEY.- Niurka Arteaga es una morena que cuando empezó a laborar en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología apenas tenía 20 años de edad, pero desde entonces aquilató la vida y consideró como lo más llevadero entregarse al trabajo de la ciencia.

 En 1987, año en que se hicieron las primeras captaciones para vincularse al sector mostró su disposición y poco tiempo después estaba en la capital del país adiestrándose en el centro nacional.

A exactamente diez días de cumplirse un cuarto de siglo de la visita de Fidel Castro a la institución camagüeyana, considerada la fecha oficial de su inauguración, Niurka explicó que este tiempo allí le ha servido ampliamente en su formación: "Una etapa de mucho sacrificio, entrega, de sentido de pertenencia y de mucha responsabilidad".

Reconoce que después la vida se le fue un poco complicando, tras intensas jornadas de consagración apareció el hijo, el primero de todos los que conforman hoy el árbol familiar del centro que para suerte del colectivo concibió una comunidad cercana a la institución científica, fruto de la estabilidad laboral que exhiben.

Los ojos le brillan. Aquel 25 de julio de 1989, tuvo la suerte de estar cerca de Fidel, un momento para ella de mucha emoción. "Esa aproximación me dio una sensación de tanta alegría y de felicidad de estar al lado de él. Tuve la suerte que me puso la mano en el hombro. Fue una experiencia muy bonita y que tengo permanentemente en mi memoria", resaltó Niurka en la conversación.

La permanencia en el centro, ubicado en la Circunvalación Norte, le ha inculcado trabajar y bien y cuando le pregunté: ¿Has pensado en jubilarte? "Cuando me llegue el tiempo me retiraré, por ahora no lo he pensado", dijo sonriente, mientras mantiene en sus manos la foto, donde aparece con Fidel Castro y que conserva como una reliquia.

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